Walter Isaacson tuvo el privilegio de ser el escogido para escribir una biografía autorizada de un mito en vida: el mismísimo Steve Jobs. Hoy, semanas después de la muerte del fundador de Apple, llega a nuestras librerías el ansiado libro. Y, la verdad, jugoso es quedarse corto.
Isaacson mantuvo 40 conversaciones con Jobs y se sumergió en el universo personal y en el cerebro privilegiado de un hombre sorprendente pero también rocambolesco. Las biografías post-mortem suelen ser elegías exageradas o panegíricos previsibles, pero aquí el autor se aleja de los piropos endulzados y nos presenta así una radiografía veraz donde las sombras del personaje –sus dudas, fobias, manías y sobre todo sus contradicciones- adquieren más protagonismo que los tópicos insulsos.
Porque Steve Jobs era un genio –eso es de sobra conocido- pero también un hombre complicado, de temperamento exaltado, que siempre creyó que estaba predestinado a pasar al olimpo de los escogidos. Y quizás esta creencia mesiánica de saber que llegaría a ser una leyenda fue lo que le impulsó a conquistar sus sueños.
Aquí hablan los amigos y también los enemigos; conocemos los éxitos y también los fracasos; aparece la filosofía zen y los episodios más escabrosos de su vida privada. Gritos a trabajadores, reuniones complicadas, broncas desorbitadas. Luces y sombras aderezadas con terminología “geek” y mucho “app” de por medio.
Una lectura totalmente imprescindible para conocer a un ídolo post-moderno para el cual la tecnología era una pasión y el diseño, una obsesión. Pero que en el camino para lograr sus metas dejó demasiadas cosas en la cuneta. Y a muchas personas en el olvido.